Las armas arrojadizas eran con las que se podía golpear al enemigo a distancia, como arcos o ballestas, que usaban tanto en el campo de batalla como en los asedios (fig. 1). Los arqueros formaban parte de tropas ligeras cuyo objetivo era provocar pérdidas en la fila del enemigo y debilitar la formación del adversario antes de combatir cuerpo a cuerpo (fig. 2).

Con la ballesta lanzaban virotes (pequeñas flechas pesadas con la punta de hierro de forma triangular) aprovechando la fuerza de un arco de acero colocado transversalmente sobre un fuste de madera moldeada. Existían varios tipos que se diferenciaban según el sistema de carga (figs. 3-4). Las ballestas lograban disparar flechas hasta 200 m de distancia. Tenían un tiro muy preciso aunque se tardaba mucho en cargarlas. De hecho, su declive comenzó cuando introdujeron las armas de fuego.

Fig. 1 - Diferentes tipos de arcos (de Viollet Le Duc, fig. 6, pág. 200).

Fig. 2 - Arquero (de http://www.ossicella.it/mura/descrizione_mura.htm

Fig. 3 - Ballesta de gancho (de Viollet Le Duc 2002, fig. 1, pág. 191).

Fig. 4 - Ballesta de torno (de Viollet Le Duc, fig. 4, pág. 193).