Sardara

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  • Edad Media (476 d.C. - 1492) - Era Moderna (siglos XVI-XIX)

Castillo de Monreale

El castillo de Monreale (fig. 1) fue construido en la segunda mitad del siglo XIII en lo alto de una colina de 387 metros, en el territorio de Sardara, sur de Cerdeña. Su posición tan alta sobre el terreno (fig. 2) permitía controlar con facilidad no sólo la llanura de alrededor (el Campidano), sino también a bia turresa, es decir, la calle principal que durante la Edad Media unía la ciudad de Cagliari con Turris Libisonis(Porto Torres en la actualidad), y uniendo también el sur y el norte de la isla.

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Fig. 1 - El torreón visto desde el suoreste (de http://www.sardegnadigitallibrary.it/index.php?xsl=615&s=17&v=9&c=4461&id=56442 ).
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Fig. 2 - El castillo que desde lo ato domina la llanura de alrededor (foto de R. Bordicchia).

Como muchas fortalezas medievales, el complejo de Monreale (fig. 3) incluía el auténtico castillo (el torreón) y la aldea fortificada (el burgo). En la actualidad, todavía se ven los restos de la muralla: con una longitud de casi 1 km y con unos muros de un grosor de más de 2 m. Rodeaba las viviendas construidas en un pequeño valle entre dos colinas y formaba sobre el terreno un pentágono de forma irregular. Para proteger mejor el asentamiento, la muralla estaba reforzada, en intervalos regulares, por ocho (o quizás nueve) torres, algunas semicirculares (fig. 4) y otras cuadrangulares. En la cima de la colina más alta, justo en el punto sur del pentágono, se encuentra el torreón.

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Fig. 3 - La muralla de la fortificación donde se indican: el torreón (A), una torre semicircular (B); la zona del burgo (C) y la entrada principal (D) (reelaborado por M. G. Arru, de Spanu 2003, pág. 58).

Se podía acceder al complejo fortificado a través de, al menos dos puertas: una en el norte orientada hacia la localidad de Sardara y las termas de Santa Maria is Aquas, y otra en el oeste.

En las inmediaciones de la puerta norte se ven todavía los restos de una pequeña iglesia dedicada a San Miguel que, además, contenía un cementerio. Los dos accesos al burgo estaban unidos por una calle de mediados del siglo XIX (todavía visible) llamada sa ruga manna (la calle mayor), que se halla en una depresión de la colina.

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Fig. 4 - – Una de las torres semicirculares de la muralla del burgo (foto de Unicity S.p.A.).

Del auténtico castillo han quedado los muros robustos del exterior y las paredes de los ambientes de la planta baja, que descubrieron los arqueólogos que investigaron esta zona durante los últimos veinte años. El torreón, con forma trapezoidal irregular y alargada, con los lados norte y sur paralelos entre ellos y el del oeste oblicuo en relación con los primeros dos (figs. 5-6), cubre una superficie interior de alrededor de 720 m2.

El lado oeste, que se asomaba directamente a la bia turresa, está realizado en mampostería particularmente robusta, mientras que en el lado opuesto, al este, está unido a un ambiente cuadrangular con una parte saliente.

La entrada (fig. 7) se encontraba en la esquina donde se unen los muros perimetrales sur y oeste y todavía se pueden observar los surcos verticales que permitían que el rastrillo se moviera desde arriba hacia abajo y las anillas donde giraban las bisagras de las puertas de madera (fig. 8).

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Fig. 5 - Planimetría del torreón (reelaborado por M.G. Arru, de R. Bordicchia).
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Fig. 6 - El torreón desde lo alto (foto de R. Bordicchia).
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Fig. 7 - La entrada al torreón desde el exterior antes de su restauración (de Fois 1992, pág. 158).
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Fig. 8 - El rastrillo (de Viollet Le Duc 2002, pág. 666).

Este acceso (fig. 9) permitía llegar, a través de un pasillo con algunos escalones, a un primer patio con losas de piedra, donde todavía se ve la toma de agua de una cisterna y una banca con forma de L pegada a los muros oeste y norte. Desde aquí se pasaba al patio central ,distribuido en tres niveles alrededor del cual se abrían todos los ambientes internos, y que estaban colocados de forma creciente para seguir la forma de la colina.

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Fig. 9 - La entrada del torreón vista desde el interior tras su restauración (foto de Unicity S.p.A.).

Las partes del patio estaban conectadas con escaleras de piedras pequeñas unidas con mortero (fig. 10).  Las paredes todavía permanecen erguidas con una altura aproximada de 10 m y cubrían el espacio de dos niveles, que se apoyaban a las paredes perimetrales del torreón. Por encima de dichas paredes, que todavía conservan las almenas (fig. 11), estaban los adarves de opus signinum (fig. 12).

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Fig. 10 - Los escalones que comunicaban los patios (foto de Unicity S.p.A.).
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Fig. 11 - Ejemplo de muralla con almenas (de http://it.wikipedia.org/wiki/Merlo_%28architettura%29).
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Fig. 12 - La parte superior de los muros perimetrales del torreón con los adarves (foto de R. Bordicchia).


En los muros perimetrales podemos observar numerosos orificios de forma cuadrada para sujetar las grandes vigas que sujetaban el entarimado de madera sobre el que apoyaban los suelos. Este aspecto es una gran prueba de que sí existieron otros pisos superiores. En los muros externos, por cuestiones de seguridad, no había aberturas. Por lo tanto, tanto los ambientes de la planta baja como los pisos superiores se iluminaban exclusivamente a través de las ventanas que daban al patio interno.

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Fig. 13 - El interior del castillo visto desde el este. En los muros todavía se notan los orificios donde se colocaban las vigas de madera (foto de Unicity S.p.A.)

Gracias a las investigaciones arqueológicas se ha podido entender la forma interna del torreón. La planta baja tenía cinco ambientes en el lado norte, denominados por los expertos como alfa, kappa, iota, theta, delta; dos en el lado sur, uno en el lado sureste (epsilon) y un espacio en el lado noreste que se ha interpretado como una torre (gamma).

El suministro hídrico lo aseguraban por la recogida de agua pluvial que caía desde el techo, mediante tubos tipo bocajeta de terracota, y pasaba a las cisternas que había en varios sectores del patio, dotadas de sistema de control y conectadas entre ellas. Los alimentos, donde abundaban sobre todo los cereales, los conservaban en los silos de las cavidades del terreno y también en estructuras de almacenamiento elevadas.

Todo el sistema de fortificación del complejo estaba constituido por una muralla irregular construida con piedras de esquisto local, traquita, granito y caliza, todo unido mediante mortero en abundancia (fig. 14).

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Fig. 14 - Detalle de la construcción de la muralla (foto de Unicity S.p.A.).

 

Bibliografia

  • G. SERRELI, La frontiera meridionale del Regno giudicale d’Arborea: un’area strategica di fondamentale importanza per la storia medievale sarda, in Rivista dell'Istituto di Storia dell'Europa Mediterranea, 4, 2010, pp. 213-219.
  • F.R. STASOLLA, Per un’archeologia dei castelli in Sardegna: il castrum di Monreale a Sardara (VS), in Temporis Signa, V, 2010, pp. 39-54.
  • F. CARRADA, Il castello di Monreale: bilancio di un decennio di studi e attività, in Roccas. Aspetti del sistema di fortificazione in Sardegna, Oristano 2003, pp. 121-144.
  • P.G. SPANU, Il castello di Monreale, in Archeologia a Sardara. Da Sant'Anastasia a Monreale, Quaderni Didattici della Soprintendenza per i Beni Archeologici per le Province di Cagliari e Oristano, 11, 2003, pp. 53-64.
  • E.E. VIOLLET LE DUC, Encyclopédie Médiévale, tome I, Tours 2002.
  • G. CAVALLO, Il castello di Monreale, in Milites. Castelli e battaglie nella Sardegna tardo-medievale, Cagliari 1996, pp. 28-30.
  • F. FOIS, Castelli della Sardegna medioevale, Cinisello Balsamo 1992, p. 158.
  • V. ANGIUS, s.v. Sardara, in Dizionario geografico, storico, statistico, commerciale dagli Stati di S. M. il Re di Sardegna, Torino 1853, vol. XVIII, pp. 893-907.

Créditos

Coordinación científica
dr. Maria Grazia Arru

Asesoría científica
dr. Daniele Corda
dr. Rossana Martorelli
dr. Valeria Paretta
dr. Gabriella Uccheddu

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