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Las armas y armaduras de los caballeros medievales

El complejo fortificado de Monreale surgió en lo alto de una colina en el territorio de Sardara (sur de Cerdeña), donde se construyó, probablemente sobre una estructura más antigua, en la segunda mitad del siglo XIII con el fin de vigilar la frontera del sur del juzgado de Arborea, del que formaba parte. Tenía la doble función de castillo de frontera y castillo residencial, y en su interior albergaba una guardia de soldados que no sólo vigilaban la región, sino que también salvaguardaban el bienestar del juez y a su familia, que a menudo se alojaban ahí. Dichos militares estaban armados según los cánones de la época medieval.

Las armas y las armaduras del caballero medieval evolucionaron durante los siglos posteriores para adaptarse a la transformación de la guerra.

A mediados del siglo XII, el guerrero llevaba una túnica hasta las rodillas, encima de la que llevaba una sobrepelliz de piel o tela revestida con mallas de hierro entrelazadas (fig. 1). Se cubría la cabeza con un almete de metal con forma de cono (fig. 2a) con una lámina que protegía la nariz y dejaba el rostro descubierto. Las piernas las protegía con grebas. La armadura de defensa la completaban con un escudo de madera, enmarcado en hierro, con forma de almendra. Sus armas de defensa eran la espada y la lanza.

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Fig. 1 - Las mallas de metal de las que estaba hecho el hauberk (de Monteverde, Belli 2003, pág. 66).
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Fig. 2 - Almete con forma de cono (a) y hauberk (b) (de Monteverde, Belli 2003, pág. 66).

En el siglo XIII, usaban la cota de malla de hierro, llamada "hauberk" (fig. 2b) con una capucha unida o separada llamada almófar (fig. 3). El hauberk protegía al soldado de golpes de punta de espada aunque no era suficiente para los golpes más violentos con lanza o maza.

Bajo el hauberk llevaban una túnica acolchada para amortiguar los golpes y evitar heridas. Por encima, llevaban otra túnica, la llamada cota de armas (fig. 4), sin mangas y con aberturas laterales que resguardaba a la cota del sol y la lluvia. Sobre la túnica se abrochaban un cinturón que albergaba la espada. En dicho período, el almete de forma cónica se sustituyó por el yelmo con forma cilíncrico-cónica, completamente cerrado pero con orificios para respirar y poder oír y con dos aberturas horizontales para ver (fig. 5).

Sucesivamente, el yelmo se convirtió en el gran yelmo, similar al anterior pero mucho más pesado, tanto que el caballero, antes de ponérselo, debía protegerse la cabeza con una capucha de paño y cuero, a la que añadía una cervellera que cubría la parte superior del cráneo y un almófar para protegerse la garganta (fig. 6).

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Fig. 3 - Almófar (de http://www.ferrostoria.it/).
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Fig. 4 - Ejemplos de armaduras medievales (de http://www.treccani.it/enciclopedia/usbergo/).
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Fig. 5 - Yelmo (de http://bottega.avalonceltic.com/catalogo/categoria_31_1/medioevo_armature_elmi_medievali.php).
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Fig. 6 - 1-2: bacinetes con nasal (siglo XII); 3-4-5: cervelle-ra de almetes de infantería (siglo XII - primera mi-tad del siglo XIII); 6: yelmo (mediados del siglo XIII); 7: gran yelmo (finales del siglo XIII); (de Pomponio 2005, lám. 5).

Por último, el guerrero se protegía las piernas con rodilleras y grebas. El escudó también evolucionó: se redujo su tamaño para hacerlo más manejable. A caballo, el hombre de armas llevaba una lanza (de una longitud de alrededor de 4 metros) de forma vertical, con el extremo del hacha asegurado al estribo derecho. En cambio, cuando entraba en acción, se ponía el hacha bajo las axilas y se sostenía sobre los estribos para aguantar el choque contra el enemigo.

Durante el siglo XIV, la caballería ya no la consideraban como la dueña incontrastable de los campos de batalla porque la infantería evolucionó (sus armas principales eran la ballesta y el arco).

En el siglo XIV se comenzó a usar un sobrepelliz de tela de alta calidad (llamada cota de armas), sin mangas, ajustada y acolchada en el pecho, que cubría el hauberk, que en esta fase sólo llegaba hasta la mitad del muslo. Sobre la misma se ponían el cinturón de la espada. El escudo era pequeño y de forma triangular. Además, entre los caballeros se difundió el uso de planchas de hierro para protegerse el pecho y las extremidades. Debido al gran peso e incomodidad de llevar el almete cerrado, comenzaron a usarlo sólo en el momento de la batalla, sustituyendo la cervellera por algo parecido a un casco de acero y, posteriormente, por un almete nuevo, la barbuta (fig. 7). La infantería la usó durante un largo período de tiempo. Después de la segunda mitad del siglo XIV y la primera década del siglo XV, a parte de la barbuta también comenzaron a usar el bacinete (fig. 5), dotado de un pequeño almófar llamado gorjal.

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Fig. 7 - La barbuta (de Monteverde, Belli 2003, pág. 72).
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Fig. 8 - Bacinete de tipo italiano ("pico de pájaro") (de Monteverde, Belli 2003, pág. 72).

La armadura del siglo XIV, más resistente y ligera respecto a la malla de hierro, se adaptó bien a la nueva forma de luchar a pie que usaba la caballería. De hecho, para resistir mejor a las armas afiladas y pesadas de la infantería, los caballos los dejaban atrás y los caballeros, con unas lanzas más cortas, marchaban hacia el enemigo sujetados por los ballesteros y los arqueros.

En el siglo XV, los hombres de armas, que cada vez combatían más en tierra, necesitaban una coraza resistente que les cubriera el cuerpo completamente pero que les permitiera moverse con libertad. Los armeros modelaban las armaduras con gran destreza para que les quedara a la perfección. De hecho, pudieron crearlas más robustas y con un peso inferior a 25 kg (figs. 9-10).

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Fig. 9 - Parte delantera de una armadura medieval (de http://www.telpe.com/aman/Armature.html).
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Fig. 10 - Parte trasera de una armadura medieval (da http://www.telpe.com/aman/Armature.html).

Durante la primera mitad del siglo XV transformaron el almete italiano: era más pequeño, ligero y con una visera móvil que permitía ver o respirar con facilidad. La visera del almete podía ser de tipo "pico de pájaro" u "hocico de perro". En el siglo XV, el almete estaba considerado como una pieza a parte y la armadura se completaba indiferentemente: con el casco, la celada o la barbuta. Durante el siglo XV también se siguió usando el almete sólo en el momento de la acción en el campo de batalla, mientras que en los otros momentos usaban un gorro de paño o el sombrero.

Durante la segunda mitad del siglo XVI, con la introducción de las armas de fuego, el arte de los armeros declinó rápidamente.

 

Bibliografia

  • J. ARMANGUÉ I HERRERO, Uomini e guerre nella Sardegna medioevale, Mogoro 2007.
  • E. POMPONIO, I Templari in battaglia, Tuscania 2005.
  • A. MONTEVERDE, E. BELLI, Castrum Kalaris. Baluardi e soldati a Cagliari dal Medioevo al 1899, Cagliari 2003.
  • VIOLLET LE DUC, Encyclopédie Médiévale, Tours 2002.
  • MONTEVERDE, G. FOIS, Milites. Atti del Convegno, Saggi e Contributi (Cagliari, 20-21 dicembre 1996), Cagliari 1996.

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