En el enclave arqueológico de Sant’Eulalia se han hallado varios fragmentos de tejas (ninguna de ellas íntegra) (fig. 1), imbrices (fig. 2b), ladrillos (fig. 2a), tubos figulinos y tejas hamatae (fig. 6).

Fig. 1 - Sección y elevación de una pieza de azulejo con marca grabada (de ARRU 2002 Tabla. XII, 9, p. 330).

Fig. 2 - Dos fragmentos de arcilla: a - ladrillo cocido; b - teja plana (foto de AFS).

Los numerosos fragmentos de tejas e imbrices (figs. 1b - 3) provienen de los derrumbes de las coberturas de las viviendas (fig. 4).

Fig. 3 - Secciones de las aletas de tejas de Vico III Lanusei (desde 2006 SANNA C155, p. 286).

Fig. 4 - Reconstrucción gráfica del techo de tejas de arcilla, tejas y antefijas (procesamiento de gráficos M.TATTI).

Los dos tipos figulinos (fig. 1b, 2), a menudo relacionados entre sí, tienen la función de conservar los muros subyacentes y, además, también ayudaban a que fluyera el agua pluvial. Los ladrillos (fig. 1b), que a menudo estaban en el lado posterior, muestran la marca del material colocado en rejilla (véase fig. 1a) sobre el cual se colocaban para que se secaran. Los tubos figulinos (fig. 5) representan los antiguos conductos. Por otro lado, las tejas hamatae o mammatae (fig. 6) todavía se ven fijadas al muro posterior de la columnata, útiles para crear una cámara de aire para aislar el revestimiento de la pared de la humedad. Su nombre proviene de la presencia de cuatro o cinco protuberancias. No es fácil determinar su fecha de origen porque las formas de dichos artículos se repiten sin ninguna variación morfológica durante los siglos posteriores. De conformidad con los restos hallados relacionados con los mismos, se podría definir un amplio marco cronológico entre el período de la antigüedad tardía y la Alta Edad Media.

Fig. 5 - Secciones de las aletas de tejas de Vico II Lanusei (desde 2006 SANNA C164, p. 293).

Fig. 6 - Hamatae azulejos en la parte posterior de la columnata (foto de Unicity SpA).