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Los corsarios y los piratas del Mediterráneo

Los términos "corsario" y "pirata" se usan como sinónimos de forma equívoca.

El "corsario" eran el capitán de una embarcación armada, autorizado por un estado en guerra a asaltar los barcos enemigos para bloquear su comercio a través del mar (fig. 1). Las autorizaciones las realizaban mediante las llamadas "patentes de corso". Esta práctica comenzó en el siglo XII, tuvo su apogeo en el siglo XVI y finalizó a mediados del siglo XIX.

En cambio, los "piratas" eran los que surcaban los mares para atacar y robar embarcaciones de cualquier nacionalidad para beneficio propio y sin ninguna autorización.
El Mediterráneo fue objeto de numerosas incursiones de los árabes (a los que también llamaban sarracenos) en el siglo VIII. Aunque el fenómeno se manifestó más aún en el siglo XVI, tras la expansión de la potencia otomana en la cuenca occidental del Mediterráneo.

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Fig. 1 - Corsario (de V.V.A.A. 2014).

Los miembros de la marinería otomana a menudo estaban identificados como "piratas berberiscos". Eran marineros musulmanes que pertenecían a varias etnias (árabes, bereberes, turcos y europeos renegados) que actuaban en todo el Mediterráneo occidental y a lo largo de las costas del Atlántico de Europa y África. Salían de los puntos de resistencia de las costas del norte de África (Túnez, Trípoli y Argelia), en las zonas que los europeos denominaban Berbería o estados berberiscos (a los habitantes de las regiones del norte de África les llamaban bereberes).

El objetivo de los corsarios berberiscos eran las embarcaciones, militares o civiles, que surcaban las aguas del Mediterráneo procedentes de Europa.

Para las poblaciones italianas, el período más cruel por las actividades de los berberiscos tuvo lugar en el siglo XVI, cuando los corsarios berberiscos, aliados con Francia, dirigieron sus esfuerzos hacia las flotas y las costas del sur de Italia, por aquella época bajo el dominio del Rey de España.

Los corsarios berberiscos no se limitaron a atracar las embarcaciones, sino que también hacían incursiones en los territorios costeros. Las numerosas torres de la costa de Italia fueron construidas para evitar estos ataques. Las incursiones en tierra de los corsarios tenían el objetivo de raptar personas para convertirlas en esclavas o de liberarlas bajo el pago de un rescate.

En el siglo XVI, las embarcaciones usadas por las flotas cristianas y musulmanas eran galeras (figs. 2 y 3). Estaban caracterizadas por un caso largo (de 50 o 55 metros) y estrecho (aproximadamente 5 metros), con dos filas paralelas de remadores. Eran embarcaciones ágiles y rápidas que, cuando no las usaban con fines bélicos, usaban las velas latinas.

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Fig. 2 - Galère, de Pierre Puget, 1655 (de http://www.histoiremaritimebretagnenord.fr/).
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Fig. 3 - Galera (de http://www.lepanto1571.gr/).

Además de las galeras, también había otros dos tipos de embarcaciones: las falucas (fig. 4) y los jabeques (fig. 5). Las primeras estaban caracterizadas por una longitud inferior a 20 metros, eran más anchas respecto a las galeras y contaban con varias velas y 8-12 remos. Los jabeques estaban dotados de un casco amplio y estaban armados con numerosos cañones.

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Fig. 4 - Faluca (de BAUGEAN 1817).
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Fig. 5 - Jabeque (de BAUGEAN 1817).

Los corsarios actuaban sobre todo desde primavera hasta otoño y, en menor medida, en invierno. Las galeras y las otras embarcaciones con remos las usaban cuando hacía buen tiempo, mientras que las embarcaciones de vela las usaban con mal tiempo para aprovechar los duros vientos de invierno.

Bibliografia

  • AA.VV. a cura di D. Gnola, Corsari nel nostro mare. Catalogo della mostra (5 luglio- 7 settembre 2014, Cesenatico),Bologna 2014.
  • I. MARONGIU, Corsari e pirati nel mare d'Ogliastra. Il Moro nella storia e nella tradizione orale sarda, Arzana 2011.
  • M. LENCI, Corsari. Guerra, schiavi, rinnegati nel Mediterraneo, Roma 2006.
  • D. OLLA, M. TORENO, La pirateria nel Mediterraneo, in ASSOCIAZIONE SI-CUTERAT, Museo delle Torri e dei Castelli della Sardegna. Collezione Monagheddu Cannas, Sassari 2003, pp. 26-29.
  • S. BONO, I corsari barbareschi, Torino 1975.
  • J.J. BAUGEAN, Recueil de petites marines, Paris 1817.

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