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El Jardín de los Simples

Durante la Edad Media, los monasterios, a parte de su papel como centro religioso, también tenían una función importante desde el punto de vista social y cultural. En particular, los asentamientos benedictinos, uniendo la oración al trabajo manual, contribuyeron a la recuperación económica de las áreas rurales.
De hecho, los monjes fueron los únicos con conocimientos clásicos y con los scriptoria, donde los copistas se dedicaban a copiar antiguos textos griegos y latinos. De esta forma, consiguieron conservar siglos de conocimiento. También conservaron las ciencias botánicas y médicas y los montajes, en los jardines del claustro, se dedicaban a cultivar hierbas y al estudio de sus virtudes médicas.
El Hortus simplicium (el Jardín de los Simples) era el jardín donde cultivaban (y que aún hoy en día se cultivan) hierbas y plantas con principios curativos y su nombre deriva del término medicamentum simplex, es decir, las hierbas medicinales.

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Fig. 1 - Trattato universale delle droghe semplici (de Lemery 1751, lám. II).

Durante siglos, en los monasterios, en locales denominados "oficinas" (de ahí el nombre de "plantas oficinales"), secaban y conservaban estas plantas en armarios adecuados antes de usarlas para la preparación de medicamentos: hojas, flores, raíces y cortezas molidas en alcohol o en una infusión de agua. De esta forma obtenían aceites esenciales, jarabes, infusiones, ungüentos y cremas. Poco después, al lado de los monasterios surgieron asilos y hospitales en los que los enfermos y los peregrinos tenían asistencia y cuidados.

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Fig. 2 - Verbascum silvestre, Verbascum Lychnitis, Primula veris, Primula veris altera (de Matthioli 1558, Lib. IV, cap. XCIX, pág. 561).

El valioso trabajo de estudio y catalogación de las plantas medicinales realizado por los religiosos, ha permitido un rápido desarrollo de las ciencias farmacéuticas, que también se difundió mediante catálogos con todas las hierbas, a los que llamaban Hortuli, y en los que ilustraban las características y virtudes de cada planta.

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Fig. 3 - Poma Adami (de Matthioli 1565, Lib. I, cap. CXXXI, pág. 249).
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Fig. 4 - Aloe cum floribus (de Matthioli 1565, Lib. III, cap. XXII, pág. 684).

 

Bibliografia

  • D. CONTIN, L. TONGIORGI TOMASI, Quando l'arte serviva a curare. Immagini botaniche dalla Bibliotheca Antiqua di Aboca, Aboca Edizioni 2015.
  • R. FERRARA (a cura di), Immagini botaniche dalla raccolta del Fondo Rari della Biblioteca dell’Istituto Superiore di Sanità, Istituto Superiore di Sanità 2010.
  • LEONHART FUCHS, De Historia Stirpium, Wemding 1501 – Tubinga 1566.
  • NICOLAS LEMERY, Dizionario overo Trattato universale delle droghe semplici. Edizione terza accresciuta, Venezia 1751.
  • G. MANGANI, L. TONGIORGI TOMASI (a cura di) Gherardo Cibo. Dilettante di botanica e pittore di “paesi”. Arte, scienza e illustrazione botanica nel XVI secolo, Ancona 2013.
  • PETRI ANDREAE MATTHIOLI, Commentarij secundo aucti, in libros sex Pedacij Dioscoridis Anazarbei de medica materia, Venetijs 1558.
  • PETRI ANDREAE MATTHIOLI, Commentarii in sex libros Pedacii Dioscoridis Anazarbei de medica materia, Venetiis 1565.

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