Fichas detalladas

Catacumbas

En la catedral de Sant'Antioco se encuentran las catacumbas cristianas que, respecto a las estructuras más célebres de roma, cuentan con una característica muy particular. No hubo la necesidad de excavar para ampliar la galería, sino que modificaron el amplio lugar de sepulcros púnicos (siglos VI-IV- a.C.). Para ello, desocuparon el lugar de las antiguas cámaras funerarias para formar una cavidad continua. El sistema del cementerio subterráneo se usó, en el mundo cristiano, entre los siglos IV y VII d.C.
Según los datos actuales, son 7 los hipogeos de Sulcis que se volvieron a utilizar y que están conectados entre ellos. Pertenecen a dos núcleos con entradas separadas y existen los siguientes hipogeos: A + B + L, el D, el E, el F y el G y el soportal C (fig. 1). El ambiente A cuenta con forma de ábside, con la bóveda sujetada por seis columnas y seis capiteles que se usaron por anteriores edificios romanos. En el centro de la pequeña columnata, que crea un círculo, se encuentra el sarcófago-altar donde se cuenta que en 1615 colocaron los huesos del santo (fig. 2).

1
Fig. 1 - Planimetría de la catacumba de Sant’Antioco y la de S. Rosa (de http://basilicasantantiocomartire.blogspot.it/p/catacombe.html).
2
Fig. 2 - Entrada a la catacumba con el sarcófago-altar de Sant’Antioco (de http://www.parcogeominerario.eu/images/Catacombe%2001.jpg)

El hipogeo A+B+L es al que más modificaciones se le han realizado. En cambio, el D conserva las características originales del espacio púnico, al igual que el hipogeo E que ha sufrido alguna pequeña modificación aunque el estado de la cámara está bastante degradado (fig. 3).

3
Fig. 3 - Reconstrucción hipotética de los hipogeos A + B + L, D, E, F, G (de PORRU 1989, lám. IX).

Probablemente, la cámara E estaba destinada a funciones relacionadas con el rito debido a la presencia de una caja de mampostería pintada en la cual se han hallado un gran número de objetos de vidrio rotos e incluso íntegros, como indicó Taramelli durante la exploración de 1921 (fig. 4).

4
Fig. 4 - Sarcófago pintado en el ambiente E (de PORRU 1989, lám. XXII c)


El hipogeo F se agrandó para que pudiera albergar una celda más profunda respecto a la púnica preexistente. Por último, la cámara G tiene una forma bastante irregular respecto al plano púnico originario y los sepultureros trabajaban de una forma más radical: demolían los tabiques entre las dos cámaras y abrían una celda nueva para aumentar la capacidad de la cámara que acoge una especial tumba con baldaquín (fig. 5).

5
Fig. 5 - La tumba con baldaquín del ambiente G (de PORRU 1989, lám. XIII)

Además de los espacios que se han mencionado, cabe recordar a los de la catacumba de Santa Rosa (fig. 1), formada por los ambientes H e I, que permanecen intactos según su configuración púnica y que nunca se han modificado. Los únicos elementos cristianos están representados por dos sarcófagos de mampostería, ambos dentro del ambiente H, de los cuales uno, colocado justo a la izquierda de la entrada, se considera tradicionalmente el sarcófago de Santa Rosa, la madre de Sant'Antioco (fig. 6).

6
Fig. 6 - Entrada del ambiente H de la Catacumba de S. Rosa con, a la izquierda, uno de los sarcófagos.

La catacumba de Sulcis está caracterizada por la presencia del martyrium (fig. 7) y por su estructura compleja dividida en siete ambientes comunicados entre ellos.

7
Fig. 7 - La basílica martyrium de Sant’Antioco (foto de Unicity S.p.A).

En el área de la necrópolis de Is Pirixeddus, los paleocristianos reutilizaron las cámaras púnicas de hipogeos, justo donde se ha hallado una pequeña catacumba con un sepulcro de arcosolio decorado con símbolos cristianos y con el retrato idealizado de la persona a quien estaba destinado (fig. 8).

8
Fig. 8 - Arcosolio pintado en la necrópolis de Is Pirixeddus (de Bartoloni 2007, pág. 50, fig. 31).

Por lo tanto, ¿qué eran las catacumbas? Eran lugares de sepultura muy difundidos por los primeros cristianos los cuales, con anterioridad, se consideraban erróneamente lugares donde ellos mismos se escondían para huir de las persecuciones.

 

 

Bibliografia

  • P. BARTOLONI, Il museo archeologico comunale “F. Barreca” di Sant’Antioco, Sassari 2007.
  • L. PORRU, Riesame delle Catacombe (nuove osservazioni e rilievi) in L. PORRU, R. SERRA, R. CORONEO, Sant’Antioco. Le Catacombe, il Martyrium, i frammenti scultorei, Cagliari 1989, pp. 15-51.
  • A. TARAMELLI, Sardegna. S. Antioco-Esplorazione delle catacombe sulcitane di Sant’Antioco e di altri ipogei cristiani = NSc, Roma 1964, pp. 142-176.
  • C. TRONCHETTI, S. Antioco, Sassari 1989.

Menu