Las estelas del tofet de Tharros, más de trescientas entre las enteras y las fragmentarias, aunque presentan una documentación iconográfica más bien basta y elemental, nos ofrecen un panorama representativo bastante amplio.

La mayoría de estas representaciones son de carácter simbólico y entre ellas quizá la más documentada es el betilo, la piedra sagrada considerada sede de una divinidad (figs. 1-3).

Fig. 1 - Estela púnica con betilo del s. V-IV a. C. (Oristán, Antiquarium Arborense) (foto de Unicity S.p.A)

Fig. 2 - Estela púnica con betilo del s. V-IV a. C. (Oristán, Antiquarium Arborense) (foto de Unicity S.p.A)

Fig. 3 - Estela púnica con betilo del s. V-IV a. C. (Oristán, Antiquarium Arborense) (foto de Unicity S.p.A)

La cara principal de la estela, o espejo, representa simbólicamente un pequeño edículo sacro con un coronamiento decorado en bajorrelieve con urei, las cobras sagradas de la religión egipcia. En el interior del edículo se halla un ídolo betílico, con la parte superior reducida.

La estela, en los dos lados, intenta reproducir el templete ideal con dos pilares en relieve.

El coronamiento de tipo egipticiante encuadra la estela en la categoría II de la clasificación Tore (fig. 4).

Fig. 4 - Clasificación tipológica de las estelas de Tharros (de TORE 1975, lám. I; reelaboración de C. Tronchetti)

La datación de la estela se propone genéricamente entre los ss. V y IV a. C.