Tumba de los gigantes de Thomes

• Era nurágica, Siglos XVII-XIV a.C.

La sepultura colectiva megalítica de S'Ena 'e Thomes es un claro ejemplo de arquitectura funeraria nurágica (figs. 1, 2). Fue excavada y restaurada por Francesco Nicosia, hoy día superintendente arqueológico de las provincias de Sassari y Nuoro, en el verano del año 1977 (figs. 3-8).

Fig. 1 - Vista desde la parte superior de la tumba (foto de Unicity S.p.A.).

Fig. 2 - Planimetría y secciones de la tumba de los gigantes de Thomes (de MORAVETTI 1998, fig. 62, p. 76).

Antes de intervenir, la tumba presentaba un estado pésimo. Los trabajos de restauración han permitido reconstruir casi toda la estructura, y cabe señalar ciertos dispositivos técnicos utilizados para su construcción. La parte frontal del monumento funerario, hecha enteramente de granito de la zona, presenta la exedra, el espacio en el que se llevaron a cabo los rituales asociados con el culto a los muertos, de forma semicircular y construida con lastrones puestos de pie (ortostato) en orden decreciente hacia el interior (figs. 3, 4).

Fig. 3 - Perfil de la exedra de la tumba de los gigantes de Thomes (foto de Unicity S.p.A.).

Presenta una cuerda de 10,20 metros y una flecha de 4,20 metros.

Fig. 4 - Exedra (foto de Unicity S.p.A.).

En el centro está la estela arqueada, tallada en un solo bloque de forma subovalada de 3,65 m de alto, 2,10 m de ancho y 0,40 m de espesor. Pesa alrededor de 7 toneladas, está circunscrita por un marco en relieve y por una tira transversal (fig. 5).

Fig. 5 - Estela arqueada (foto de Unicity S.p.A.).

El pilar derecho de la estela es más corto que el de la izquierda y se apoya sobre un bloque trabajado, reforzado por un taco de piedras pequeñas. También se nota la presencia de una cavidad lateral, funcional para mover el lastrón; los dos ortostatos dispuestos a derecha e izquierda de la estela están conformados de manera que se adaptan perfectamente a los lados de la misma.

En el panel inferior de la estela arqueada se abre la puerta cuadrangular de acceso, con las esquinas redondeadas, orientada hacia el sur, a través de la cual se accede a la larga cámara de forma rectangular (longitud 10,9 m.; anchura 0,80 m, altura 1,5 m). Fue construida con lastrones rectangulares colocados verticalmente en el suelo, donde descansan piedras apenas labradas, a las que se añadieron fragmentos líticos más pequeños para dar mayor sostén a la pared (fig. 6).

Fig. 6 - Interior de la cámara funeraria (foto de Unicity S.p.A.).

La cámara megalítica presenta una cubierta hecha con grandes bloques de granito muy juntos los unos a los otros, a pesar de la apariencia muy irregular. Tres lastrones estaban todavía en su posición original, mientras que otros dos fueron encontrados volcados en un lado de la tumba y posiblemente otros dos destruidos. El pasillo funerario se estrecha cerca de la entrada, lo que casi forma un pequeño pasaje (longitud 1,52 m.), diferenciado por dos lastrones de cobertura de dimensiones inferiores y a un nivel bastante más bajo que los otros usados para la cubierta (figs. 7, 8, 9).

Fig. 7 - Pasillo funerario visto desde detrás (foto de Unicity S.p.A.).

Fig. 8 - Vista lateral del monumento que muestra el detalle de la cubierta (foto de Unicity S.p.A.).

Fig. 9 - Detalle sobre los grandes lastrones de granito de cobertura (foto de Unicity S.p.A.).

El suelo todavía conserva restos de un pavimento de lastrones de granito.

Un túmulo cubría la tumba de los gigantes de Thomes de modo que, al mismo tiempo, estaba oculta y se veía: de hecho, también sirvió para dar a la tumba un efecto de monumentalidad y visibilidad (fig. 10).

En total, la tumba tiene unos 16,20 m de largo y 7 m de ancho aproximadamente.

Fig. 10 - Hipótesis de reconstrucción del monumento (foto de Unicity S.p.A.).

Los objetos descubiertos durante la excavación (tales como fragmentos de cerámica, un alfiler de bronce, tejas, monedas) permiten suponer la construcción y el uso de la tumba durante las facies de la Edad del Bronce Medio de Sa Turricula (1600-1500 a.C.), y un uso de la misma que dura hasta la Edad Histórica. De hecho, del uso en la Época Romana y la Alta Edad Media aún quedan restos de un asentamiento en parte unido a la misma tumba (siglo III a.C. y siglo VI/VII d.C.).