La basílica de Nuestra Señora de Luogosanto
En el centro de la localidad se encuentra la basílica de Nuestra Señora de Luogosanto (fig. 1), dedicada a la niña María.
Su construcción está vinculada con la leyenda que describió una carta del obispo de Ampurias y Civita del año 1519: aquí relató el hallazgo de las reliquias de los Santos ermitaños Nicolás y Trano en el lugar donde se construyó el edificio de culto dedicado a ellos por parte de dos monjes franciscanos en el año 1227. Los dos monjes se inspiraron en la Virgen que les encargó tres iglesias: una dedicada a San Trano en la cueva-sepulcro; otra a San Nicolás en la localidad de Lu Rotareddu; y, la última, dedicada a la Virgen, que albergó las reliquias de los ermitaños bajo el altar mayor.
Esta última la elevaron a la dignidad de Basílica del Papa Honorio III y le asignaron la Puerta Santa, que se abre el 8 de septiembre (Natividad de María) durante un año entero cada siete. Además, en la playa de Cannigione de Arzachena hallaron una estatua de madera de la Virgen y la llevaron de vuelta a la iglesia dedicada a ella (fig. 2).
En la década de 1970, el escultor Luchetti esculpió una puerta de bronce que contiene tres recuadros que narran la historia de cómo hallaron el simulacro de forma prodigiosa (fig. 3).
En el siglo XVIII reconstruyeron completamente la basílica con tres naves y un porticado separado en sillares de granito y, en el año 1912, ampliaron el aula incluyendo el espacio del exterior.
El interior de la basílica alberga un ciclo de pinturas que representan escenas de la vida de la Virgen (fig. 4) y de Jesús, además de los Santos Nicolás y Trano.
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