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La mujer de la Edad Media

La sociedad medieval se caracterizaba por un comportamiento muy machista: los hombres se ocupaban de la guerra, del comercio y de la vida religiosa, mientras que las mujeres se encontraba en una posición de subalternidad, con un destino que primero requería que se sometieran al padre y después al marido, o a Dios si seguían una vida monástica (figs. 1-2).

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Fig. 1 - Mujeres de la Edad Media (da http://www.scaligeri.com/index.php/la-donna-nel-medioevo).
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Fig. 2 - Monjas (de http://www.taccuinistorici.it/ita/news/medioevale/usi---curiosita/Monasteri-ed-Abbazie-sorgenti-di-storia-gastronomica.html).

Solamente las niñas de la aristocracia podían ir a la escuela y ellas fueron las pocas que tuvieron la posibilidad de dedicarse a la literatura, considerado un ámbito exclusivamente para hombres. En las instituciones las mujeres también contaban con poca presencia: su espacio era el de la familia, el trabajo o la vida religiosa. Las mujeres que intentaban vivir fuera de dichos ámbitos estaban destinadas a vivir aisladas en la marginalidad de la sociedad.

Naturalmente, el matrimonio tenía una gran importancia, aunque no lo veían como una unión entre dos personas, sino como una alianza entre familias por intereses económicos, sociales y políticos más que sentimentales. La boda, tanto para los nobles como para las clases más humildes, se consideraba casi como un contrato y, generalmente, eran los padres los que decidían. Normalmente se casaban a los 16-18 años y, en cuanto se convertían en madres, las mujeres se ocupaban de los hijos y de la casa, a menudo sin la presencia de los maridos. De esta forma, el ámbito familiar se convirtió en un pequeño reino autónomo (fig. 3).

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Fig. 3 - Mujeres en la cocina (de http://www.homolaicus.com/storia/medioevo/sistema_feudale.htm).

Las mujeres que consagraban su vida a Dios podían conseguir algún cargo de poder dentro de la Iglesia: algunas abadesas administraban los territorios de numerosas aldeas e iglesias, y muchos señores feudales las respetaban y temían.

Estas eran las actividades que podían hacer las mujeres: trabajos en el campo y, hacia finales de la Edad Media, en el comercio. Algunas fuentes documentan que, en los talleres y en los mercados, había muchas vendedoras de fruta, verdura, especias y telas, además de tejedoras y modistas e incluso propietarias de posadas y osterie (fig. 4).

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Fig. 4 - Vendedoras de especias (http://www.antika.it/007790_medioevo-le-spezie.html).

 

Bibliografia

  • PECORINI A., Donne e istituzioni nel Medioevo, in Genere della partecipazione: come promuovere la cittadinanza attiva delle donne, Pisa 2010, pp. 61-76.
  • DUBY G., PERROT M., Storia delle donne: il Medioevo, Roma-Bari 1996.

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