Área arqueológica de Monte Sirai
- Edad púnica - Edad romana - Edad antigua tardía, el extremo aC VI - VII dC
Monte Sirai es la puerta de acceso a la historia de Cerdeña, expresión de la memoria de los lugares de la región de Sulcis: en el lado sur y en el oeste, las islas de Sant'Antioco y San Pietro; en la parte opuesta, la vista completa de la ciudad de Carbonia y caminos que llevan hacia el interior, hacia el trigo y el metal (figs. 1 y 2).
Monte Sirai, con presencias prehistóricas y nurágicas, se extiende a lo largo de la superficie de la meseta con una densa área de construcciones. Esta zona fue elegida por su paisaje y uso intenso de la superficie residencial. A poca distancia de la acrópolis, se encuentran las necrópolis y el área sacrificial llamada tofet.
Hay una entrada fortificada antes del área del asentamiento, organizada en áreas de ámbito privado y público: la primera está caracterizada por ambientes residenciales, artesanales y productivos; la segunda por pequeñas plazas y calles urbanas que se comunicaban con el templo. El espacio religioso del templo de Astarté se desarrolló sobre los restos de un lugar nurágico que usaron durante siglos. Este monumento es uno de los monumentos simbólicos que mejor refleja las relaciones entre los fenicios y los nurágicos, como muestran los materiales arqueológicos hallados (figs. 4 y 5).
Hay varios edificios que se han estudiadio exhaustivamente, como Casa Fantar (fig. 6), Casa Amadasi y Casa del lucernario di talco (fig. 7), y otras que se están descubriendo, como la Casa di tufo: son casas con muros sólidos, con zócalos de construcción y paredes de piedra o de ladrillos crudos, incluso de dos pisos. En algunos de los casos contaban con un patio interno.
Las fases más antiguas del asentamiento, en cuyo lugar se han hallado presencias neolíticas y nurágicas, además de elementos púnicos y romanos (que todavía deben definirse en su desarrollo en el área exterior), datan del siglo VIII a.C. También hay otros materiales de la misma época, contemporáneos a las cercanas S. Antioco, S. Giorgio di Portoscuro y la Isla de S. Pietro, como las cerámicas red slip (pintura roja) típicamente fenicias, las cazuelas de tradición indígena, esculturas, amuletos y figuras de bronce. En los siglos sucesivos, VII-VI a.C., hubo una intensa fase de construcción en toda la meseta: a esta fase corresponde la necrópolis arcaica de incineración, donde los difuntos se incineraban y en cuyas sepulturas colocaban jarras clásicas con un borde trilobulado y de seta, objetos preciados de decoración y relacionados con la magia, además de objetos de cerámica griegos de Corinto.
La fase sucesiva, que comenzó con la conquista de Cerdeña por parte de Cartago en las últimas décadas del siglo VI a.C., continuó hasta la primera mitad del siglo IV a.C., aunque no se observa con facilidad en los edificios por la superposición de las diferentes épocas. Sin embargo, está bien documentada por la cerámica púnica con franjas, los vasos de Atenas con figuras negras y rojas, las ánforas comerciales, la terracota de figuras y por la necrópolis hipogéica, del mismo período.
El asentamiento de Monte Sirai vivió su máxima expansión entre los siglos IV-II a.C., entre la era púnica tardía y la romano-republicana, cuando tomó forma urbana el complejo que se ve hoy en día y se abrió el santuario tofet.
Las necrópolis se encuentran en tres áreas importantes del norte de la acrópolis, con una extraordinaria secuencia cronológica, tipológica y espacial: caracterizadas por los núcleos de las tumbas fenicias (principalmente de fosa con el ritual de la incineración y, en menor cantidad, de inhumación), las tumbas de cámara de la era cartaginesa e incluso las interesantes soluciones arquitectónicas y decorativas de la época (como las máscaras líticas o el símbolo de la diosa Tanit en uno de los pilares de la tumba nº 5; fig. 8). Dichas tumbas estaban destinadas a grupos familiares de una clase elevada.
En otros lugares se han hallado sepulturas de ánfora, según el rito de incineración, de tumbas con una sepultura doble. También se ha identificado el uso del área de incineración fenicia en sepulturas infantiles de una era posterior, aunque quizás eran descendientes de la cultura anterior.
Los cementerios ocupan un área bastante amplia, relacionada con el aumento demográfico y la necesidad de espacios nuevos que, además, muestran la presencia de tradiciones culturales diferentes.
La presencia del tofet (fig. 9), área sagrada reservada a las cenizas de niños en urnas (según algunos expertos, solían realizar un rito sacrificial, y según otros era un lugar donde colocaban a los niños fallecidos de forma prematura o los abortos; de todas formas, se ha demostrado que durante la ceremonia se realizaba un sacrificio de purificación a través del fuego), es la demostración de la cultura urbana y de un lugar con una población en aumento y que estaba, según las tradiciones, colocado desde el punto de vista topográfico en las afueras de la localidad. Las excavaciones han desvelado una predisposición y una frecuentación del lugar poco antes de mediados del siglo IV hasta todo el siglo II a.C.
El área de las sepulturas está formada por urnas muy similares con las cenizas de los niños (se han hallado alrededor de 400) cubiertas por platos y enterradas. Algunas de ellas tenían una marca formada por una estela de piedra (de varios tipos y con diferentes figuras) en estilo egiptizante y griego, con motivos relativamente simples. En dicha área también había un pequeño templo con ambientes con funciones variadas, al que se llegaba a través de unas escaleras y una rampa.
Durante las primeras décadas del siglo I a.C., comenzaron a abandonar la localidad de Monte Sirai, aunque en la antigüedad tardía volvió a recibir gente, con un aumento en la construcción entre el siglo VI y el siglo VII d.C.
Bibliografia
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